Eso pasó en Getxo. De ser una pequeña anteiglesia ya existente en el siglo XIII, a tener a partir del siglos XVII-XVIII un puerto con el nombre de Algorta. Estos dos barrios fueron humildes y dedicados a la agricultura y a la pesca respectivamente.
Con el estallido de la industria vasca, aunque no se notó mucho, la urbanización llego a estos dos sitios. Y más que urbanización, lo que se construyó fueron unos túneles para evacuación de residuos de una empresa de productos químicos situada a las orillas de la ría en su margen derecha, en Astrabudua. Estos residuos llegaban a ser tan contaminantes que se prohibió su vertido a la ría. Por tanto, los túneles para el año 1900 ya estaban totalmente acabados.
Algunas de las dichas entradas tenían, antes de llegar al túnel, varios niveles con habitaciones muy pequeñas que sirvieron de refugio durante la Guerra Civil.
En antiguo, seguramente hubiera muchos, pero hoy sólo nos quedan cinco “malacates” y un pequeño depósito de aguas al descubierto. Lo que se conoce por el nombre “malacate” son las salidas de estos túneles a la superficie, unos pequeños edificios de piedra y ladrillo, algunos con escudos, que al entrar tienen unas escaleras que bajan hasta el túnel.
Muy seguramente hoy en día por la inmensa urbanización llevada a cabo en la ciudad, partes de los túneles estarán destrozados, y sé que varios “malacates” han sido desmantelados por el Ayuntamiento. Su último uso, hace pocos años, fue el de ser vertederos ilegales por lo que la contaminación es máxima.
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